Algo sobre la obra de Edmundo Segura
La realidad del instante, es toda la eternidad a que
puede aspirar el hombre moderno.
O. Paz.
De entrada quiero agradecer al maestro Edmundo Segura por
elegirme entre muchos de sus alumnos para
presentar el primer impreso formal con sus obras fotográficas –y como ven, no
soy el único en la mesa- con el cual esta casa de estudios pone de relieve la
estima hacia el profesor y la importancia de la fotografía como creación y
desarrollo artístico contemporáneo.
Voy a presentar esta obra en dos tiempos sin árbitro ni
balón. En la primera hablaré del contexto histórico de la fotografía
contemporánea en Tabasco porque Segura forma parte de ese proceso, como catedrático
y como creador. De hecho, es el maestro por antonomasia en Tabasco pues ocupa desde
su creación el primer taller-diplomado que se ofreció precisamente aquí, en
este edificio, desde los años 80. Y como creador ha participado en los grupos
pioneros de la fotografía contemporánea en Tabasco, cuando la fotografía no
tenía cabida en las galerías, y era recibida como la hermanastra de las artes
visuales. Así que, con su permisito… ahí
les voy.
1er tiempo: El proceso de la fotografía en Tabasco
De la historia moderna de la fotografía en Tabasco algunos
dicen que nació en los años ochenta del siglo 20 con el grupo “18%” y el grupo
"enfocArte", los primeros que abrieron brecha y expusieron fotos
con carácter estético en las galerías de Villahermosa, esto por parte de los tabasqueños o no
radicados en el estado, porque, hay que aclarar, la que podría ser la primera
exposición fotográfica en Tabasco corresponde al fotógrafo Armando Salas
Portugal –amigo del poeta Carlos Pellicer- y se presentó en el Museo Regional
de Antropología con motivo de la inauguración de ese recinto. Salas Portugal,
vino cinco a seis años antes a Villahermosa cuando el poeta aún vivía para
retratar una ceiba que le gustaba a su viejo amigo.
Otros dicen, que la fotografía moderna en Tabasco presentó
cartas de visita mucho antes, en la primera década de ese mismo siglo pasado
con la llegada y coincidencia en 1904 de Charles B. Waite y Jaime Tirado a
estas tierras. Waite era estadounidense, apenas un poco más aventurero que
fotógrafo y con alma de “Kalimba”. Tirado era un tabasqueño jovencísimo de 17
años. Como se sabe, Waite realizaba un recorrido por todo el país y ese año
llegó a Tabasco donde levantó un registro documental sobre la vida cotidiana y
sus personajes de aquel entonces. Tirado –según lo pocos apuntes biográficos- había
dejado colgado los hábitos y la prominente carrera del sacerdocio, así pues,
por castigo o elección vino al terruño de su familia.
Sin embargo, hay un tercer elemento que muy pocos consideran:
la formación. Antes de los años cincuenta los fotógrafos se formaban casi por
herencia o de manera autodidacta en el cuartoscuro, era un largo proceso que
iniciaba en la adolescencia y terminaba muchos años después, cuando el
fotógrafo ya era un “ hombre hecho y derecho". Las principales fuentes de
información sobre teoría y técnica fotográfica eran libros y revistas -en
inglés y francés- llegaban a cuentagotas por barcos, cuando algún pariente o
amigo viajaba a los EU o Europa. A esta dificultad se suman el estudio sesudo
de los cuadernos con fórmulas químicas para el revelado. El tema principal era
el retrato y las fotos familiares.
Esta tradición y usanza inició sus primeros escalones a la
baja cuando a finales de los años setenta se inaugura el primer Diplomado de
Fotografía que se impartía en la Casa de la Cultura de la UJAT, en este
legendario edificio, y luego, en los años noventa, se enfatiza con el boom del
internet a la que siguió de inmediato la digitalización y popularización de las
cámaras fotográficas a finales del siglo 20. Hoy en día, en cualquier puesto de
revista se encuentran libros sobre fotografía y se ofertan como mínimo tres
cursos al año. Esto no significa que los jóvenes fotógrafos de ahora sean
mejores que los de sus generaciones anteriores, ni que se haya concluido el
autodidactismo, simplemente que el proceso de formación-aprendizaje es más
corto. La fotografía hoy es el hobby por excelencia, la imagen es el discurso
de la realidad en el mundo.
Hay apuntes diversos de índole histórica y apreciativa que
pueden apuntalar con firmeza una u otra visión de la fotografía contemporánea
en Tabasco, pero lo cierto es que el devenir cultural es un proceso, que tiene
coincidencias y desencuentros, que tiene saltos largos o cortos pero se
mantiene unido a mismo cordón progresivo. Ese cordón tiene cabos sueltos y
amarres confusos que se tienen que apreciar detenidamente
Cualquiera que sea la postura ante ese proceso, se concluirá
que el maestro Edmundo Segura forma parte de la profesionalización y creación de
la fotografía en Tabasco, como lo demuestran sus 25 años ininterrumpidos como
maestro y su participación en los cuatro grupos de fotografía visibles hasta la
fecha –algunos con mayor o menor vida-: 18%, Enfocarte, Cuatroalterno y El ojo
intruso. Ha participado en todos y encabezado los últimos dos. A eso es
necesario agregar que, algunos de los actuales maestros de fotografía en
instituciones universitarias privadas, fueron alumnos suyos. Como ven, es toda
una ficha de estudio.
2do tiempo: Un breve muestrario de querencias
Contando con la foto de portada del catálogo “Obra fotográfica” de Edmundo Segura que hoy
nos reúne y nos alegra, se presenta unas 17 imágenes que sirven apenas como tentepié
para conocer el trayecto visual de este autor que se inició en los misterios de
la luz allá por la mitad de los 80, en el siglo pasado, claro. Aunque ninguna
está fechada, se puede asegurar que son un brevísimo visaje por los temas y
querencias visuales que ha frecuentado el maestro: El documental, la naturaleza
muerta, el desnudo femenino, la abstracción y la fotourbanita que apenas se
asoma. Se quedan fuera el retrato, el
paisaje, la arquitectura y la fotografía urbana.
En rigor no estamos ante un catálogo de la obra del maestro
del cual se puedan extraer conclusiones definidas acerca de “su visión”, pero qué bueno que ya está aquí pues no
permite apreciar su obra, y de paso, rompe con la mala racha de publicaciones
fotográficas. Permítanme un pequeño desvió: Si partimos de que el primer libro
sobre fotografía que se publicó apareció en 1986, solo se han publicado unos 12
en un tramo de 25 años, uno cada dos años. El último DE fotografía se publicó
en el 2007, de ese año que se quedó en el imaginario colectivo de los tabasqueños
por la inundación, a este 2011, se han publicado otros seis libros pero en todo
ellos la fotografía aparece a manera de ilustración, cuando no relleno.
Ahora vuelvo con lo de esta noche. Dentro de los apuntes
tentativos se puede decir que el trabajo registrado en “Obra fotográfica” representa
el grueso de la obra de Segura, y que esta se desliza sobre dos rieles: la
fotografía que algunos llaman análoga y otros “clásica”, y la fotografía
digital, pero no digital a secas sino digital manipulada. Con esto podemos
pensar entonces que, el tránsito entre el modelo de la fototécnica anterior y
la actual, entre la foto de película y haluros de plata y el sensor y los
pixeles, no modificó la sensibilidad del creador. Es decir, se puede aventurar
que el fotógrafo pasó de la manipulación del blanco y negro a la manipulación del
color en el laboratorio digital, una manipulación que no alcanza para llamarla
radical.
Por otro lado, pese a que la portada del catálogo de apenas
24 páginas la ocupa una obra a color, en el interior predomina el blanco y
negro y sus derivados convencionales: los virados y los duotonos. En la
selección – ya dije que fue hecha por el propio autor- se enfatizan los temas
con dos o tres imágenes: de naturaleza muerta dos, de erotismo dos, y así.
Sin embargo hay un tema que tentativamente podríamos llamar
del agua: el agua como espejo, el agua como fuente, el agua como río, el agua
como laguna, el agua como mar, el agua como peces destazados en el mercado, el
agua como cayucos, el agua como canoas de pescadores, el agua como cascada y
sobre los cuerpos.
El tema del agua tiene las resonancias del hombre nacido en
el trópico, crecido y cercano al mar. Por lo que se puede apreciar, el maestro
ejerce una mirada bucólica, más apegada al foto-documentalismo clásico de la
fotografía mexicana, pienso en la mirada estilizada a lo Manuel Álvarez Bravo
cuando observo la foto titulada “Regina” y “Oxolotán”.
Pero también tiene los desafectos del hombre que ha padecido
el agua. Imagínense ustedes: son 17 imágenes de cuántas miles, muchas de ellas
perdidas para siempre en la pasada inundación del 2007 según me confesó. Son 17
imágenes de treinta años con cámara en las manos desde que salió con título de
fotógrafo bajo la axila allá por los rumberos rumbos de Veracruz. Pero es lo
que tenemos y celebramos.
En resumen, a partir de lo que vemos en “Obra fotográfica”,
al pasar sus hojas nos damos cuenta que estamos ante un fotógrafo pausado, que
medita la toma –el arriesgue no lo tienta ni lo tantea- las fotos que veremos dan
la impresión de que tomaron su tiempo, son fotos que cumplen con los cánones
pero que se libera con los juegos de la manipulación digital y los detalles de
la naturaleza y los duotonos. Por todo
eso, felicidades maestro. Saludos y salud!!
*El texto fue leído el 25 de mayo del 2011 en el Instituto
Juárez, dónde se presentó del catálogo dentro del marco de la 12a jornada literaria
José Carlos Becerra, y ese mismo día salió publicado en Milenio Tabasco. El catálogo se puede consultar en línea, aquí http://www.archivos.ujat.mx/2011/difusion/libros/21.pdf Juan de Jesús López /Villahermosa
Excelente Juan y agradecida por tan valioso escrito que nos permite conocer la obra, profundidad y esencia del Mtro. Segura!!!
ResponderEliminarMuchas Gracias !
wow !! no había tenido la oportunidad de ver tu blog está de Diez !!!
ResponderEliminarMuchas Felicidades !!
Gracias por la visita y los elogios Dhulce Kandy, si lo puedes comentar entre tus amigos, será perfecto!!
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