Margarita Noguera Miceli: una mujer que es arquitecta, maestra y en la
fotografía tiene una trayectoria de casi dos décadas.
Margarita Noguera. Foto Juan de Jesús López, 2011. |
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Yo coincido
en que, las cuatro autoras que esta tardenoche
presentamos, son de las pocas que ya
tienen apuntalados sendos proyectos de creación dentro de la imagen visual en
Tabasco. Esa conjetura la determina el proyecto creativo sostenido a lo largo
de varios años con una participación constante, creciente y comprobable por
parte de cada una. Pero tendríamos que agregar a manera provisional por falta
de mejores apuntes históricos y críticos que, además de ellas, dentro de este
universo sensible, también hay otras mujeres de la lente que han iniciado el
trayecto ya sea dentro de la fotografía conocida como “de autor”, el fotoperiodismo o la foto de estudio, son mujeres
que radican en el estado, que han llegado al estado o están fuera del estado
pero tienen algún querer con Tabasco. En el catálogo 11/20 de la exposición de
título homónimo publicado bajo el sello de esta casa de estudios aparecen cinco
nombres, pero en el diplomado que recién se ofreció en el Centro de la Imagen
Tabasco asistieron diez –me cosnta- y en un grupo tabasqueño en Flickr casi se
duplica este número.
También es
necesario decir que, pese a la creciente
de apasionadas por la fotografía, no se puede hablar de un movimiento, de una
tendencia ni de una postura estrictamente femenina. La gran participación que
cada año engrosa las filas de las redes sociales y fotográficas no se traduce, por
una razón o por otra, en un grupo o en una publicación. No sé de enemistades ni
de simpatías, coinciden y nada más. Tampoco creo en los sexismos. En ese universo sensible cada una asume la
fotografía como una necesidad de expresión y eso es lo más importante. Por eso
en el grupo “El ojo intruso” decidimos hacer este homenaje, reunir a estas cuatro mujeres que de algún modo las
representan a todas, organizar una
convivencia visual para hablar sobre ellas. Lo sabemos, es la mirada de un grupo
que está compuesto –ni modo- por hombres.
Como sea, entre
nosotros, conjugando nuestras experiencias literarias, fotográficas y plásticas
queremos ofrecer un panorama de la fotografía en Tabasco vivida y hecha por
mujeres, un conjunto que va de la exquisita abstracción al simbolismo, del
conceptualismo machihembrado con el performance al documentalismo, de la foto
hallada a la construida. De la fotografía como oficio a la fotografía como mera
necesidad de expresión, que no es poco.
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Del catálogo luz y color sobre la arquitectura vernácula tabasqueñ. UJAT/ 200. Foto cortesía de la autora. |
Siempre he
creído que al menos en los ámbitos de la creación cuando son regidos de verdad por ese furor que va de lo íntimo a lo público
y de lo público a lo íntimo en un ritmo vital de sístole y diástole, la actitud
ante la vida coincide con la actitud ante la obra. Mi abuelo Mojodrilo lo decía pero de un modo menos
garigoleado que, las cosas y las obras, se parecen a sus dueños y ya. En
efecto, la fotógrafa Margarita Noguera Miceli es en persona como sus
fotografías: precisión, pulcritud, orden. En lo único que no se parecen es que,
sus fotografías te plantean de inmediato la simpatía mientras que para la
arquitecta y fotógrafa hacen falta
varios días para poder entrar en confianza y arrancarle una sonrisa, que las
tiene y muy hermosas. Esto es compresible porque, como decía el gran Gabo, muchos creadores hacen una
obra para que sus amigos los quieran. Y aquí me refiero a sus fotos: Las
fotografías de ella son la otra cara de su carácter, y además, son ese íntimo
deseo de lo intemporal.
En el
panorama de las mujeres que hacen fotografía en Tabasco, la obra de Noguera
Miceli destaca porque tiene ese toque limpio y cuidadoso, es una fotografía hecha
para ser contemplada, sin sobresaltos ni perturbaciones. Es una obra regida y
apegada al canon compositivo clásico por no decir de rigor académico: luz y
color se colocan o buscan sin contrastes bruscos. Tomas desde un plano sin
premuras, frontal y en tercios. No hay
conflictos entre zonas claras y zonas en sombras. Las formas se complementan o dialogan
pero no se confrontan. Son de esas obras que todos quisiéramos tener en la sala
de nuestra casa. Y aclaro, por si las moscas, son fotografía.
La
tabasqueña –que nació en uno de los años más hermosos de la historia local:
1967-, se mueve en varios campos que están ligados entre sí: la fotografía, la
arquitectura y la docencia. A su fotografía la influye su formación, no me cabe
la menor duda, pero desde el punto de vista creativo, su fotografía se mueve
desde y dentro de los ámbitos de sus querencias. Su formación y su femineidad se
lo permiten. Esto se puede demostrar en tres conjuntos representativos que
conocemos de nuestra homenajeada: la colección fotográfica sobre los gatos, la
relacionada con la arquitectura y el uso del color popular, y, la muestra sobre
caracoles y conchas.
La maestra
–como le llaman con afecto sus amigos y con temor sus alumnos- explora el ánima
de lo femenino, lo femenino de ella. Y así como otras fotógrafas exploran su
cuerpo para hablar de su propia femineidad, ella lo hace a través de elementos que
forman parte de sus obsesiones, a tal grado que, no se sabe cuál querencia fue
primero: los gatos o su cámara, la fotografía o los caracoles!? No trato aquí de
reducir lo femenino al manoseado enigma de los gatos ni al simbolismo de los
caracoles. Lo que quiero enfatizar es que en el seno creativo de esta mujer
coinciden en su vida y en su trabajo visual esos elementos.
Voy a platicar esta anécdota para ilustrar un
poco lo anterior:
Margarita vive
allá por donde estaba la Glorieta San Joaquín. La glorieta ya no está al igual que
las otras que formaron parte de ese conjunto de esculturas monumentales mal
apreciadas y popularmente conocidas como las
tortas. La visité varios días, los primeros para una larga entrevista y
otros para hacerle unos retratos que se están proyectando con sus fotos en
estos momentos. La fotógrafa se colocó junto a la ventana con cierta docilidad pero
sin ser amena. Debo decir que llegué tarde a la cita. El azul de sus ojos era
metálico y chocaba con la tibieza de la luz tardecina. Acepto que me desanimé
cuando me confesó que muy pocos le habían hecho retratos y acaso alguno le
había gustado. Como por no dejar mencionó a su maestro Edmundo para dejar en
claro quien era el rival más fuerte. Pensé para mis adentros: calma pelón,
calma, pero no tanto porque se nos va la luz. Hice una toma para verificar mi
exposición y revisé el histograma. Todo bien -me dije- levanté la cámara y de
pronto, sin más, una de sus dos gatas, la más choncha, “Neti” creo que se
llama, se subió a la ventana, miró hacia el exterior, esperó el mimo y la foto.
Otra le dije, y zas, la gata como si me comprendiera me regaló su perfil.
Entonces la maestra sonrío. Eso se volvería a repetir en todas las tomas que le
propuse en la sala. La gata y la cámara, el clic y la sonrisa.
Se puede
decir que, en el departamento en el departamento de la maestralos felinos
dominan el ambiente: hay fotos de gatos, esculturas de gatos, lámparas y
relojes en forma de gato. Los felinos a través de sus representaciones están en
todos los rincones de la pequeño depa.
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Conchas y caracoles. Exposición/ 2007. Foto cortesía de la autora. |
Margarita
Noguera Miceli nació en Villahermosa, Tabasco, el 13 de agosto de 1967. Estudio
la licenciatura y maestría en Arquitectura en la Universidad de Guadalajara. Dos
años antes de regresar a su terruño compró su primera cámara profesional, una CANON
EOS y en 1992 ingresó a la UJAT como profesora investigadora de tiempo completo
en la División Académica de Ingeniería y Arquitectura.
Pero en los
menesteres fotográficos, aunque desde niña tomaba fotos y ya tenía su cámara,
su formación la inició en 1994 en el diplomado de Fotografía que el maestro
Edmundo Segura imparte en la UJAT. El Diplomado en esos entonces duraba tres
años. “La cámara y yo eramos uña y
mugre”, me platicó la maestra.
Por motivos
de formación profesional salió nuevamente de Tabasco y a su regreso, con el
auge de la tecnología y las nuevas exigencias de actualización que impuso, volvería
nueve años después a tomar el diplomado en el 2003. A partir de esta
reincidencia podemos decir que es la única alumna que se ha atrevido a
semejante locura y sigue en la foto para contarlo, porque si algo tiene el
maestro es que no anima, más bien desanima.
Desde ese
año su participación en talleres, concursos, exposiciones, becas, publicaciones
y hasta grupos fotográficos ha mantenido un ritmo creciente. En el 2004 recibiría
una beca local para realizar un proyecto sobre la arquitectura religiosa y participa
en su primera exposición colectiva. En el 2005 se enrola en las filas del
círculo fotográfico “enfocArte” y forma parte de una de las muestras colectivas
más logradas que se ha realizado en Tabasco: Ecocidio. Este muestrario no solo
sigue vigente sino que cobra cada vez mayor importancia. En 2006,
junto con Miraldelly, Cubas y Edmundo se lanza a la aventura de formar el
grupo “Cuatro alterno”, el proyecto se frustró pero la maestra no se desanima y
al año siguiente alcanza lo más alto de su producción.
En ese año
aciago, el 2007, cuando ocurrió la recontra sabida inundación que puso a doña
Villahermosa con el agua hasta el pescuezo y alcanzamos notoriedad mundial
gracias a las imágenes catastrofistas y el lloriqueo heroico institucional, la
maestra vuelve a ganar una beca local, esta vez para llevar a cabo un proyecto
sobre “El color en la arquitectura vernácula tabasqueña”, que maduró en
exposición y luego en un catálogo publicado bajo el sello de la UJAT. Este
mismo 2007, con motivo del homenaje a Frida Kahlo por el centenario de su
natalicio incursiona en un tema que es casi ajeno a la totalidad de su obra: el
erotismo. También expone la muestra individual “Concha, caracoles y algo más”.
Para mi
gusto, es en estas dos exposiciones donde la fotógrafa madura lo que ella se propone
como una obra que busca lo intemporal. Es decir, es una fotografía limpia de
contexto social.
-Por qué, le pregunté??
-Es que no me gusta la gente.
Si tomamos como
punto de referencia el año que Noguera Miceli ingresó al primer diplomado de
fotografía, podemos decir que la maestra tiene alrededor de 17 años de
trayectoria formal. Es alumna, amiga y maestra de fotógrafos. Y nos seguirá
dando muchas sorpresas.
4 y último
Margarita Noguera y el ensayista durante el homenaje que se le rindió a la fotógrafa en el marco de la Feria Universitaria del Libro FUL Tabasco 2011. Foto de Adriana Martínez Concepción. |
Saludos y
salud….!!
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