En Tabasco, el jícaro se usa en la medicina tradicional y con su fruto se elaboran las famosas jícaras labradas
Hoy jueves 28 de junio se celebra el Día Mundial del Árbol. No es una fecha muy conocida ni promovida pero vale la pena tenerla en cuenta para conservar un árbol, y si ese árbol es un jícaro, mejor!!
Las jícaras labradas y ceñidas son uno de los poquísimos vestigios del arte utilitario en Tabasco que nos llegó desde los tiempos prehispánicos. Sin
embargo, el Jícaro está en serio peligro de
extinción por lo que la artesanía así como el uso medicinal de este árbol quedará en la memoria.
Especialistas de la División Académica de Ciencias
Biológicas de la UJAT señalan que el “Jícaro”
cuyo nombre científico es: Crescentia cujete, ha sido expulsado de las buenas tierras donde
fue adorado por los Mayas para dar cabida a la explotación rentable de los
cultivos agrícolas y la producción ganadera.
La pérdida cultural va más allá de lo artesanal pues, si desaparece este árbol
que compartimos con gran parte de Latinoamérica, también se corre el riesgo de perder su
valor curativo tradicional. En Tabasco, por ejemplo, su fruto y hojas se usan para
tratar enfermedades como la disentería, dolor de cabeza, resfriado, bronquitis,
asma, tos, fortalecer los pulmones y los trastornos de la matriz.
De ahí que especialistas del Herbario de la UJAT como Rafael
Eslein Guirao, María de los Ángeles Guadarrama y Nelly del Carmen Jiménez,
concuerden en que, el Jícaro es una especie a la que se tiene que proteger, cuidar y cultivar.
“Los antiguos códices mayas narran cómo del sagrado jícaro
nació la liberación del pueblo; es un árbol lindo pero pobre, o más bien,
empobrecido, como los descendientes de aquellos mayas precolombinos que lo
adoraron como sagrado y le cantaron en el Popol Vuh. Al igual que ellos, el
jícaro ha sido expulsado de las buenas tierras".
El jícaro tiene un fruto redondo, de un verde luminoso y de cáscara dura. Sobre ella, una vez seca, las manos de los tabasqueños de herencia
indígena realizan grabados y diseños ornamentales que son reconocidos en el
mundo. Los trabajos son tan apreciados como "arte popular" que incluso se
le puede encontrar en colecciones importantes como la Fundación Cultural
Banamex. Los dibujos se hacen sobre jícara –naturales o “ahumadas” con el humo del
fogón- rallando con una punta metálica muy afilada. Generalmente los trazos diminutos ilustran flores, animales silvestres, paisajes y en general escenas
del campo.
Los campesinos indígenas crearon una técnica artesanal a la
que llaman "cinchar", que consiste en
aplicar una especie de cinturones a los frutos mientras crecen en el árbol, forzando o domesticando su forma, para
obtener figuras volumétricas similares a las vasijas precolombinas. En los
últimos años, han creado una variante de esta técnica en la que utilizan
recortes en forma de cinto de los botes de plásticos, en especial de lo
botellas que contienen hueco relieves, con lo que crean formas y relieves pues la
jícara al crecer ocupa los espacios vacíos.
En las comunidades indígenas de Jalpa de Méndez, Nacajuca y
Centro existen talleres familiares que elaboran artesanías con estos frutos,
pero es en el municipio de Jalpa de Méndez donde la producción artística de la
jícara es un símbolo y un orgullo, nos dicen los investigadores del Herbario de
la UJAT.
Si bien el uso de los plásticos mandó al olvido el uso de
las jícaras, cernidores para colar el pozol y chinchines de las danzas populares, en los Mercados populares todavía se
pueden comprar las jícaras labradas tradicionales. En este punto, se puede decir que actualmente en Tabasco se pueden apreciar el labrado tradicional de las jícaras y el labrado con diseño decorativo que se impulsa para el consumo "de calidad turística".
En el Museo de
Cultura Popular “Ángel Enrique Gil
Hermida” aun se puede observar una colección importante de diseños antiguos. Incluso, en el patio de ese recinto se
puede conocer un árbol natural y observar las jícaras que
desde el árbol ya están adquiriendo las formas caprichosas que le dicta el
ingenio popular indígena. Esto gracias a que muchos de los trabajadores de ese museo son artesanos tradicionales.