martes, 20 de marzo de 2012

Israel “Chacato” Zúñiga, creador de personajes


Chacato Zúñiga, maestro de la fotografía en Tabasco

El maestro "Chacato" en su estudio. Foto de Juan de Jesús López


Introducción
Una de las primeras cosas de las que me enteré cuando llegué al periodismo cultural es que en este valle anegadizo había otro, que no es de lágrimas precisamente sino de rencores y ninguneos. Ese síndrome alacranezco lo pude observar en los sectores de la poesía, la pintura y el teatro. Cuando me acerqué a la fotografía, me di cuenta que la película como decía mi abuelo Mojodrilo, era la misma.
Lo peor era que –en especial los jóvenes- siquiera conocían a fondo a los autores mayores y menos la historia de la fotografía en Tabasco. Año con año no son pocos los que buscan con ansiedad ganarse el premio Jaime Tirado pero son menos los que saben quién fue ese autor.


1 A propósito de viejas amistades y amigos viejos
El pasado mes de octubre (2010), tomando unas cervezas en El Submarino platicaba con Francisco Cubas sobre cómo se ha venido incurriendo en una aparente crítica que hace tabla rasa de los aciertos y de la trayectoria de muchos fotógrafos tabasqueños. Un poco para empezar a salir de eso, le adelanté, los del taller “El ojo intruso” ofrecerán una charla sobre cuatro paidófotos en la Feria del libro de la UJAT.
-¿De quién hablarás tú? -me preguntó.
-De Chacato, le respondí. Luego puse sobre la mesa aquella vez cuando, él como editor y yo como reportero en “El sureste de Tabasco”,  me regresó una nota sobre el reconocimiento que la Sociedad Mexicana de Fotógrafos Profesionales acababa de entregar al maestro “Chacato” Zúñiga.
-En esa ocasión no entendí, ¿por qué tanta intransigencia hacia el tema si también querías ser fotógrafo?, atiné a preguntar.
-Estaba muy influido por el diplomado de fotografía -me dijo Cubas mientras el fotógrafo Arquímedes Díaz pedía otra ronda y hacía el papel de testigo mudo-, pero ahora creo que tenemos que aprender mucho de fotógrafos como él.
Esa anécdota la presento porque, por  discrepancias como esas Cubas y yo terminamos un tanto distanciados y también porque, lo que me dijo, es un reconocimiento creciente al fotógrafo tabasqueño del que hablaré aquí y aventuraré un pequeño análisis de su obra.

Foto cortesía del maestro Israel "Chacato" Zúñiga

Quiero aclarar que ese mismo diplomado de fotografía lo cursé yo con el mismo maestro que está en esta mesa, Edmundo Segura por más señas, el mismo que forma parte del grupo El ojo intruso que  ofrece aunque no se menciona en el programa, esta serie de charlas. También quiero aclarar que el planteamiento de Segura es el mismo: actitud crítica y reconocimiento, aprendizaje constante y cuestionamiento. Y un compromiso de los mil carajos al menos para sus alumnos.
A principios de este 2010, en el taller de fotografía independiente cuya sede es la casa de uno de los miembros, nos propusimos hacer un reconocimiento a la trayectoria y obra de los fotógrafos tabasqueños. Iniciamos con la coperacha de rigor para las cheves. Hicimos la lista, anotamos sus pros y contras, discutimos y bebimos muchas cheves. El proyecto se nos olvidó, claro está. Pero en septiembre pasado retomamos el tema gracias a la invitación de la UJAT a través de su Dirección de Extensión Cultural que dirige Miguel Ángel Ruiz Magdónel. Se hicieron papelitos para la rifa de los tigres pero yo no participe porque ya había iniciado una serie de entrevistas y tenía un texto adelantado sobre el maestro Chacato Zúñiga, y bebimos más cheves.


2 Colgó las baquetas pero no la cámara

Este maestro sin aula, de cuerpo entero y aquí presente, por cierto, se llama Israel Zúñiga Sánchez y es más conocido por fotógrafos y villahermosinos de antigua sepa como “’Chacato’ Zúñiga”. Nació el 17 de abril de 1939 en Villahermosa y sus raíces son de Nacajuca. Fue uno de los seis hijos del matrimonio formado por los señores José Zúñiga Jiménez y la señora Esperanza Sánchez Ávalos.
El apodo le viene de su abuelo Donaciano Chacato Zúñiga Penagos, español con alma de viajero insobornable. En cambio la Fotografía y la disciplina de trabajo le vienen de su padre, un hombre que también amó el oficio de la lente y el cajón de fuelle.
“Antes de ir a la escuela –me confió- a las seis de la mañana pasaba por el negocio de mi padre, ‘Foto estudio Zúñiga’ que estaba sobre la Avenida 27 de Febrero entre las calles Hidalgo y 5 de mayo. Llegaba a lavar fotos y hacía las impresiones fotostáticas que me encargaba mi padre. Era la tarea más sencilla para mi edad pero tenía que cumplir”.
Fueron sus inicios y rutina, hasta que un día sorprendió a sus padres con una foto tomada con una cámara de placa 5 X 6: “Recuerdo que tenía doce años, puse un cajoncito y ellos se reían. Esa imagen es el único retrato que conservo de ellos”, apunta siempre de la mano de su memoria.
Pero un hombre que no ha tenido dos amores es un mentiroso, y el maestro lo tuvo, me refiero a la música. Llegó a esos linderos gozosos por el lado de la familia materna.  “Mi madre era de Nacajuca y cantaba en casi todas las reuniones familiares. Ya sabes que allá el que no es músico es delincuente”, me ha dicho con tono malicioso.
“Lo cierto es que mi hermano José del Carmen, el mayor de todos, tomaba clases de sax con el maestro Héctor Díaz al que le decían La Bombita. Más tarde mi hermano Juan también aprendió a tocar la marimba, por último yo aprendí a tocar la batería y se creó la Marimba de los hermanos Zúñiga.
“Mi hermano José del Carmen, el líder del grupo, organizó una orquesta y como se fue el trompetista yo tuve que aprender rápido para reemplazarlo. Además de la marimba familiar toqué en varios grupos como el Siboney”.

Foto cortesía del maestro Israel "Chacato" Zúñiga

Pero si hay algo que nunca hizo el maestro fue quitar los ojos de cajón oscuro de la fotografía. Vivió la etapa de la música, incluso fue músico de la Banda del Estado a la que renunció por la fotografía. Colgó la trompeta y las baquetas.
-¿También colgó la cámara maestro?, digo en son de broma en la entrevista que se prolongó varias horas,  y se completó días después, en un café y en el estudio.
-No, no, no, cómo crees. Contesta sorprendido.
-Me refiero a la cámara análoga, reviro corrigiendo.
-Ah bueno, esa sí, y no sólo yo, todos los de mi generación colgamos la cámara. La etapa digital es una maravilla, yo la estoy disfrutando mucho.
-¿Volvería a ser fotógrafo?
-Si, yo repetiría, ahora que, preferiría ser maestro de fotografía. La fotografía es mi vida y me permite vivir bien, no en lo económico sino en lo emocional.


3 Aquel barrio de bejuquillas, totes y ranas

Para hablar un poco sobre la vida y obra del maestro Israel Chacato Zúñiga lo entrevisté de manera formal en su estudio, no fue suficiente y regresé, lo invité a platicar a un café, no fue suficiente y regresé a su estudio donde aproveché para hacer la que está colgada en la exposición al aire libre, aquí atrás de este foro. No fue suficiente y me colé sin pagar en un cursito que dio para verlo en acción.
Constaté que la fotografía es la segunda piel para este paidófoto de corazón, que ha formado parte de su vida desde que correteaba como loco por las calles enlodadas de la antigua Villahermosa.  Insisto, sólo otra cosa lo obliga a salir del tema en la charla, es la música. La música que va y viene en sus temas fotográficos: las mujeres, los ancianos y los niños preferentemente.


Foto cortesía del maestro Israel "Chacato" Zúñiga

Chacato, así le dicen querenciantes de todo tipo, tiene una memoria prodigiosa que se suma al apego de su barrio que está allá por la famosa bajada de “las turcas”, un centro cultural de abolengo sexotérico. Platicar con él es hacer un recorrido por lo visto y vivido en aquella antigua San Juan Bautista, territorio de bejuquillas y de totes, “y un ranerío de los mil carajos” como recuerda con jocoso acento choco.
En la sala de su Foto Estudio, allá en la calle Galeana en pleno Centro de Villahermosa, destacan las impresiones de los retratos artísticos más premiados y reconocidos que ha venido realizando en los últimos años: son retratos de hombres casi siempre adultos y de mujeres jóvenes. Con ellos ha ganado muchos reconocimientos de la Sociedad Mexicana de Fotógrafos Profesionales (SMFP), institución que lo ha condecorado con la medalla de Master de Fotografía. Y a menos que esté en una sesión fotográfica, siempre recibe sin hacer esperar, con un “Quiúbule muchachón o ‘Juanito’” como ahora me dice con buen humor. El pelo cano y ensortijado, la tez morena, vestido como para salir a fiesta. Si llega un cliente lanza un silbido y aparecen su hijo o su sobrino.
-¿Y el timbre maestro?, le pregunto sorprendido por el sistema de llamado.
-No, ya nos acostumbramos a los silbidos, contesta entretenido, tenemos varios para distintas ocasiones.


4 Un creador de personajes

Un hombre no es lo que acumula, es lo que ve, lo que vive y, con el maestro “Chacato”, también se pueden agregar muchas otras cualidades. Como ya dije, la música es una pasión tan grande que, si se lo pedimos en este momento, sacaría una boquilla de trompeta que siempre trae con él, como amuleto o como recuerdo de esos tiempos metido en las curvas y las corvas de la música.
Si observamos con detenimiento, el tema musical, junto con la vejez son los dos rieles por los que transita su obra fotografía. La querencia y experiencia de músico se le impone en muchos de sus recreaciones y retratos, como la carnosa mujer con violín en la foto titulada “Belleza y armonía” o el retrato del papá de Brujo de los teclados, al que tituló “Abolengo musical”. La música es una querencia inobjetable en su vida y sin duda determina su trabajo visual.

Foto cortesía del maestro Israel "Chacato" Zúñiga

Se podrá coincidir o no con su forma de ver y mirar, el acomodo clásico de sus elementos, pero si de algo podemos estar seguros es que se trata de un artista de la fotografía, en especial, del retrato. Le conozco altibajos pero no demeritan su trabajo. Como se decía antes, conoce al dedillo los menesteres de la fototécnica pues casi tiene un fotómetro en la cabeza pero también la sensibilidad necesaria para crear una situación que es para mi gusto el rasgo que lo convierte en fotógrafo, en autor, en creador.
Y digo crear una situación porque es un procedimiento estilístico en la obra del fotógrafo: busca, se topa o encuentra a un sujeto y lo lleva hasta la idea de personaje que ya tiene en su cabeza y surge a partir de las características encontradas en el sujeto.
Así, a un hombre de barba blanca lo convierte en un escritor, como se puede apreciar en esta imagen que estamos viendo –foto de un hombre, Ángel Eleuterio, que por cierto sí era escritor y alcanzó a dejar un libro de cuentos publicados precisamente por la UJAT-.


Foto cortesía del maestro Israel "Chacato" Zúñiga

O bien esta otra, donde un vecino de oficio albañil al que le coloca un violín entre las manos, además vistió y moldeó con pose y luz  para convertirlo en un músico salido de alguna película de gitanos. En ambos casos, no hay retrato de un personaje sino la creación de un personaje, aunque, vale decir, algunos de sus retratados sí son músicos.
Como pueden ver, ambos retratos tienen una composición clásica en todos sus aspectos: iluminación, acomodo del sujeto, color de fondo, tratamiento atmosférico y creación de personaje. Los dos personajes están situados a la izquierda en los tercios 2 y 4, una luz principal que separa al personaje del fondo apenas insinuado y predominio de sombras. 
Se podría decir que Chacato es un retratista a secas, algunas de sus retratos parecen tan obvios y con una factura tan limpia que apenas se percibe  que nos está entregando en parte una ficción, que nos está recreando un sujeto. Es un fotógrafo que casi nos está proponiendo un personaje, pero, desde la perspectiva clásica de la fotografía. No en balde son las que él señala como sus preferidas.
Incluso las jovencísimas mujeres rebosando vida, las quinceañeras y las mujeres que se toman la foto de recuerdo, sobrepasan la esperada imagen de ocasión celebratoria, y al pasar a través de su mirada, confirman la pasión creadora de Chacato, que ha tomado hermosos retratos consiguiendo la misma luz y atmósfera lograda en su estudio –o al revés- en los parques de la ciudad.

Foto cortesía del maestro Israel "Chacato" Zúñiga

Sus trabajos ratifican un estilo que se nutrió del cine de oro mexicano y de la fotografía antigua como el virado al sepia y el pintado al óleo, esa época de la fotografía que era digital antes de la Era digital de nuestros días porque se hacía con las manos, como él dice en son de broma.
Tuvo la fortuna de haber vivido casi todas las etapas de la fotografía clásica, las emulsiones, los químicos, los revelados, el cuarto oscuro, las cámaras de placa y las de rollo, esas etapas que se sucedían lentamente  y había tiempo para amarlas y dominarlas con el prodigio que tenían los alquimistas. De ella conserva algunas que de vez en cuando presume en exposiciones.


Final final
Cuando le pregunté cuál era su secreto, me dijo sin falsa postura, que no se mueve. Si puedo –enfatiza- paro mi corazón. Tamaña filosofía de creación es suficiente para describir a este maestro sin aula, y es un gustazo enorme tenerlo con nosotros y reconocerle.

Un abrazo maestro
Y un aplauso
Juan de Jesús López/Villahermosa/ Noviembre de 2010. FUL Tabasco.

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